SANTIAGO DE CHILE.(ANSA)- La búsqueda desesperada de desaparecidos, las réplicas fuertes que aumentan daños y cortes eléctricos que afectan a los equipos de rescate, marcaron hoy una vuelta angustiosa al trabajo en Chile, a dos días del terremoto que causó 723 muertos y millones de damnificados.
En varios puntos del centro sur del país los habitantes deambulaban buscando noticias de sus seres queridos, otros se lanzaban a conseguir cuanto pudieran para sobrevivir, mientras el gobierno estaba a la espera del arribo de las primeras ayudas internacionales.
Los bomberos siguieron con sus intentos por rescatar a sobrevivientes del edificio de Concepción que se desplomó en pleno centro de la ciudad con 100 moradores que quedaron atrapados mientras intentaban huir por las escaleras.
De ellos, 63 fueron encontrados con vida. En cambio, 9 murieron y 48 permanecen entre los escombros.
Los expertos trabajaban hoy para salvar a cuatro personas localizadas con vida y para eso abrieron un agujero de tres centímetros para establecer comunicación con ellas.
Por ciudades y pueblos del centro sur del país la gente caminaba hoy en la búsqueda desesperada de familiares, en especial aquellos que estaban en la zona costera y que sufrieron un maremoto junto con el terremoto.
La desolación es inconmesurable en Talcahuano, ciudad aledaña a Concepción, donde las embarcaciones quedaron arriba de las casas. Desapareció el balneario de Dichato y el puerto de Constitución quedó destruido, en tanto en Tomé el desastre fue mayúscula, si bien muchos habitantes pudieron huir a los cerros.
Así, la vuelta al trabajo en el país fue angustiosa en infinidad de lugares. Gran cantidad de edificios, incluso en Santiago, tienen problemas estructurales graves, que hicieron imposible permanecer en el interior.
En las regiones más afectadas, las del Bío Bío y Maule (cuyas capitales son Concepción y Talca, respectivamente), no había hoy suministro eléctrico ni agua, y al caos se suma la desesperación de los pobladores que ignoran la suerte de sus parientes. Más al sur, en Temuco, 670 kilómetros al sur de la capital, muchos habitantes deambulaban sin destino ni propósito aparente.
La niebla espesa en la capital de la región de la Araucanía impedía ver el volcán Llaima, uno de los más activos de Suramérica, y hacia el poniente tampoco se lograba visualizar Padre Las Casas, zona rural que antecede a las comunidades mapuche. El gobierno reconoció graves problemas en las comunicaciones -no funcionan los teléfonos fijos ni los celulares-, a lo que se suma la falta de servicios de electricidad y agua. Aunque el gobierno anunció la entrega gratuita de una canasta con artículos de primera necesidad, en la región del Bío Bío pobladores salieron a procurarse artículos por sus medios, tomándolos de los comercios, pese al toque de queda.
Ante ello la alcaldesa de Concepción, Jacqueline van Rysselberghe, declaró que el número de militares enviados a la zona "es insuficiente", mientras en la ciudad ardía un supermercado.
En el municipio de Talcahuano, pobladores desesperados asaltaron la municipalidad en búsqueda de víveres.
El canciller, Mariano Fernández, informó que el gobierno recibirá en breve 30 teléfonos satelitales enviados por la Unión Internacional de Telecomunicaciones, y luego una nueva partida, de otros 40.
En cuanto a la ayuda internacional, el gobierno gestionó puentes Bayly, dinero, equipos electrógenos, equipos para desalinizar agua y de salud.
Además, el gobierno esperaba la llegada en breve de un primer hospital de campaña con capacidad quirúrgica proveniente de Argentina.
Para agravar más la situación, las constantes réplicas -que hoy volvieron a sentirse con intensidad desde Santiago al sur- causaron generalizado y sensación creciente de inseguridad. ACZ
